.
.


12 julio, 2010

Ganado-Res.

.

Regresa a casa Elisa intentando protegerse entre las escasas sombras de la noche, no pudiendo siquiera entender la felicidad de sus compatriotas.
Quizá ya se ha hecho vieja.
Directamente.
Amargada.

"Como esas viejas que ya no lloran tras haber visto tantas muertes", que dirigiría Truffaut.

"Y tú no lo celebras, chica, que vas tan seria?" le pregunta, simpatía andante, un borrego más con camiseta, bandera, trompeta y toda la innecesaria parafernalia en época de crisis.

Ni se molesta en responder: "No me dan de comer".

Elisa advierte, en su necesidad de aprender algo, para equilibrar, de cada absurdez que le toca presenciar, la significancia del ruido como manifestación de júbilo y del silencio, de momentos solemnes, relacionados con la muerte.

La diferencia entre clase alta y baja se extrapola, en cuanto a ruidos se refiere, a través de los diferentes bloques de un casi mismo barrio, según avanza en su caminar nocturno.




.

No hay comentarios:

Publicar un comentario