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11 enero, 2011

Terror

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A veces me pregunto si no soy lo suficientemente deleznable como para buscar afecto a través de una historia triste.

Quizá sea el agotamiento, la falta de vitaminas y alguna otra gilipollez de las mías.

Lo cierto es que sé de sobra lo que me pone triste esta noche y no soy capaz de mirarlo a la cara.

Es el terror a enamorarnos?
No.

Es el pánico a que con el tiempo se disipe.

A que habiéndonos encontrado, algo pase que nos aleje.

Y ahora, curiosamente, ya sufro por la distancia.
No sé si es sano, natural o enfermizo, sentirse triste por la impotencia de no poderte dar la mano esta noche. No poderte tener cerca en la única dimensión que nos falta: la espacial.

Otros le llaman a esto "echar de menos".
A mí me dá pánico sentirme triste.

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