.
.


15 abril, 2010

Pastilla.

.

Me rindo.

Si hubieras leído mi otro blog, sabrías que desprecio las actitudes victimistas y derrotistas,
pero quizá haya llegado el momento de rendirse.

Ya no puedo contra mi cabeza.

No creo en nadie.
En nadie. Me es imposible.

Para mí, tener que reconocer que debo tomar una pastilla, es haber perdido la batalla.

Ya no soy joven, ni fuerte, ni optimista.


A fecha de hoy, desde que me levanto, estoy en situación de desventaja en cada frente de batalla,
que son todas y cada una de mis áreas.

Creo que va a ser imposible que NADIE, nadie que no haya vivido todo lo que yo vivo, pueda llegar a entenderme.
A querer siquiera tener la paciencia suficiente para escucharme de verdad.

Ójala estuviera en la situación de los demás.
Donde qué ropa llevar a un concierto fuera también mi prioridad.

Nuestro puntos de partida son divergentes.
Tú tienes un trabajo excelente, estabilidad, buen ambiente.
Alguien a quien amar incondicionalmente, que además te adora.
Buenos amigos, aficiones, despreocupaciones económicas.
Un plan de desarrollo personal.
Y con todo, un psiquiatra y una pastilla.

No pido que pidas perdón por ello.
Es mérito enteramente tuyo.
Me encanta que seas así, y hayas conseguido todo eso.
Yo sólo busco "al mejor", siempre.
Y sé que tú lo eres.


Pero...

Dudo mucho que entiendas que desde que me levanto por la mañana, tan sólo ver la cara de mi flat mate me produce arcadas.
Para alguien tan vanidoso y que necesita tanto la libertad como yo, sentirse humillada y atrapada, es insoportable.

A veces hago recuento positivo, e incluso doy gracias a la Vida.

Me engaño a mí misma sacando fuerzas de flaqueza y diciéndome que todo está en mis manos.
Que puedo cambiar mi situación vital actual.
Aunque para qué?

Al no encontrar nada de sentido a la existencia, a cumplir sin más, en pro de un Sistema que me marca a qué debo aspirar,
he intentado recuperar la ilusión con lo único que creo que merece la pena en esta Vida.

Las últimas experiencias han sido nefastas.
Me han destrozado la poca fé que me quedaba: en el otro, pero mucho peor, en mí.

Y ante eso, sólo me queda una alternativa: fingir.
Que estoy bien. Que vamos a pasárnoslo bien. Que no soy compleja. Que no cuento con nadie.

Porque a nadie le puedo pasar tanta carga emocional: pánico, frustración, dolor y rabia.

Entonces, me quedo a medias.
No hay real entrega.
Porque tampoco recibo lo que quiero.
De ahí los orgasmos que no llegaban...la Naturaleza es tan sabia.
Excelente maquinaria de ingeniería, donde alma, cuerpo y mente, en algunos de nosotros, se interrelacionan.


Sí.
Puede que con afecto, como mejor terapia, mejore tanto que saque lo mejor de mí.

Pero no sé si tú estás dispuesto a esperar.
Sé que eres práctico.
Y que te mereces llenar tu vida de luz, de alegría.


Pero entretanto, ya no puedo dar. No como daba antes. Ya estoy desencantada por adelantado.
Pero aún así vuelvo a intentar creer...cuando alguien tan especial como tú, me dice que se me quiere dar.


Sin embargo, es imposible.
Todo me hace daño.
Necesito alguien super dotado.
Con tantísima capacidad de salirse de sí mismo, de ponerse en mi lugar, que yo pueda ir soltando lastre y dolor, y empezar a dar.

Si te parece que ya lo hago, no has visto nada.

Aunque no te lo creas, ya te tengo cariño.

Y me encantaría quedarme contigo.
Y por supuesto, que quieras quedarte conmigo.
Pese a todo.

Si no lo haces, lo entenderé perfectamente.
Pretendo ser honesta, por eso te aviso por adelantado: no me encuentro bien, y es la primera vez en la vida que soy capaz de decirlo en alto.
Yo, que iba siempre "salvando".

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario