.
.


13 abril, 2010

Creep

Sólo en la voz de Chrissie Hynde.

.

What a hell am I doing here?

.

La semana pasada hacía un Sol lleno de ganas, tenía varias citas y palpaba tu ilusión.
Un crío de cuatro años me regalaba una margarita; el profesor borde del coro,
un abrazo inesperado cargado de aprecio;
unos chicos del barrio me halagaban con miradas.
Yo resplandecía.
Tú y yo, en medio del paraíso que esperábamos: nos encontramos en el otro.
Nos disfrutamos. Nos ilusionamos.

.

Al despedirnos, aún con Sol, empiezo a sentirme triste.

.

Hoy le echo la culpa al SPM, al cielo nublado, a que sólo importa el dinero.
Y que si tu propia madre, después de todo lo que has sufrido, lejos de apiadarse un poco de tí, te lanza un ultimatum económico en formato surrealista, despiertas de nuevo.

Yo decido contártelo.
Por encima, de puntillas, con cuidado y sin datos.

Tú me habías contado que tu padre no te dio cariño.
Que la historia de tu vida es un divorcio.


Yo intento huír de mí.
Controlarme.
Por eso que escribo aquí.
No puedo hacerte el mismo juego sucio que mi madre a nosotros: terribles castigos y culpabilizadores reproches tras injustas exigencias.

Al escuchar tu historia, me dan ganas de regalarte: "prepárate para ser feliz".
De ahí el fin de semana.
Pruebo a confiar yo. Los mismo despierta la misma intención.

.

PERO de repente, te otorgo el poder, invirtiendo los papeles: ahora tú eres la Diva, yo, demasiado yan -masculino, perseguidor-.
Y mi miedo es tan terrorífico que prefiero ser sincera del todo.
Pierdo la coolería, la dignidad.

Yo te veo mirándote al espejo, preguntándome cada minuto cómo me gusta más tu pelo; cambiándote de ropa.
En tu casa, el mejor Mac, cientos de camisas, varios pares de gafas de diseño.
Tocas melodías en tu piano; despliegas, cantas.
Vemos tus vídeos, tus cosas, tus temas, tus cosas.
Me tratas bien, cocinas para mí, agotado. Estás pendiente.

Pero todo redunda en tí.

Nada te parece mejor plan que compartir conmigo una botella de Moet Chandon.
Y eso que a mí ni me gusta el alcohol.

-

Yo hoy te necesito.
Te llamo.
Pero decido fingir: estoy bien.

Porque ayer, aunque tus palabras estaban llenas de buenas intenciones, no sé...

No sé si todo está en mi fucking head.
Yo sola creo y rompo todo.

Necesito ayuda urgentemente.
Y no es a tí a quien debo pedírtela.

Prefiero saber que no existes, como no existías hace unas semanas.

Hoy necesitaba hablar contigo en persona, que me envolvieras con mimos rompiendo las cadenas de estos fantasmas que me tienen paralizada.
Tú te quejas de sueño. Sé que no es buen día. Tenéis ensayo.
Quieres estar bien para el concierto de este jueves, no vayas a tener mala cara.

Yo ya te estoy probando, rechazando.
Te importas demasiado.

Tú hablas de disfrutarlo.
De que hay Tiempo.
Que te encanto.
Que "estás".

Yo alucino...¿disfrutarlo?
Pero tñu sabes lo que hay debajo?

Aún ni has leído cuatro cosas que te envié.

Me dices que no te escriba mails depresivos, porque te asusta el que parece que quiero echarte de mi lado. Que te llame en cualquier momento mejor.
Pero ya no tengo mensajes tuyos...de esos chorras de "pienso en tí", a tu modo.

Yo ahora te odio.
No eres para mí.
No te mereces mis atenciones ni halagos.
No estás a la altura intelectual suficiente.

O quizá soy yo, que pongo un exceso de responsabilidad en tí.


Anoche, en cambio, tras escuchar tu buena voluntad, que querías algo serio conmigo y que has estado encantado conmigo, que estás super ilusionado, que también seamos amigos, que entiendes todo tras haberte contado por lo que he pasado, casi sonreí.

Hoy te odio como odio a todos.
Como no entiendo la Vida.

Intento relativizar: a ver si es que estoy pagando contigo mi tristeza, mi ira.
Mi envidia.

Me da asco casi todo de my flat mate.
Su morbo por mis desgracias y ver si puede sacar tajada.
Cómo se siente bien si cree que mi vida es más desgraciada que la suya.
Odio cómo traga agua y me gustaría atravesarle los dientes hasta la yugular con la botella cuando hace semejantes ruidos guturales, como si se fuera a deshidratar, de pura ansia.

Por supuesto que sé que este escrito es vergonzoso.

ya sólo quiero escupir, vomitar, sin pensar.

Y como en el caso de mi madre, no sé si nuestras actuaciones nacen de la inconsciencia -enfermedad mental -, o de la consciencia - maldad-.

Todo es una locura.
Creo que necesito urgentemente un psicólogo. Ya hay demasiado daño hecho.
Nadie debe aguantar tanto peso.


Tú tienes un trabajo excelente en competencias, salario, ambiente, horarios...
No tienes preocupaciones económicas, todo lo contrario.
Estabilidad laboral, afecto de tu hija, tu grupo, tus composiciones, tu Pilates.
Querías algo más dulce: encajo perfectamente.

Yo te cuento anoche lo inestable que me siento.
Te presuponía mucho más inteligente: NO TENGO Nada, sólo problemas,
balsa rota de yunque que se hunde con el peso extra de los únicos que pueden quererte incondicionalmente: los básicos de tu familia.
Nuestro hermano mayor, también presiona.
Mi pequeño se desmorona.
Y no sé cómo sacar aún más fuerzas para reilusionarnos, oler algo de paz o similar.

Yo que ya empezaba a estar contenta...
No sabía si estaba mirando hacia otro lado, o cogía fuerzas.
Pero por fin empezaba a cuidarme, a ilusionarme con la Vida.

De repente, la presión de la apariencia porque mi indumentaria es demasiado vulgar, interpreto de tus palabras...y yo, ni me lo creo.
No lo necesito, desde luego.

Me pregunto qué harías tú sin tu puta pastillita cada día.

Y no puedes entender que yo esté echa polvo?


Necesito alguien serio de verdad.
Maduro.
Generoso.
Paciente.
Evolucionado.
Interesado.

O un psicólogo.
O una pastilla.
O quizá muchas.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario